¿ Qué son los alimentos transgénicos ?
Los alimentos transgénicos es un organismo vivo que ha sido creado artificialmente manipulando sus genes. Las técnicas de ingeniería genética consisten en aislar segmentos del ADN de un ser vivo introducirlos en el material hereditario de otro.
Inconvenientes de los alimentos transgénicos .
Problemas de los Transgénicos ( Inconvenientes para el medio ambiente )
Al permitir franquear las barreras entre especies, esta técnica crea seres vivos que no podrían obtenerse en la naturaleza o con las técnicas tradicionales de mejora genética. Los conocimientos científicos actuales no son suficientes para predecir con exactitud las consecuencias de esta manipulación, ni su evolución e interacción con otros seres vivos una vez liberado un OMG al medio ambiente.
Se trata de una tecnología con un nivel de imprecisión muy elevado, cuyos efectos impredecibles tanto a corto como a largo plazo ya están siendo documentados por la ciencia independiente.
Los transgénicos son un grave riesgo para la biodiversidad y tienen efectos irreversibles e imprevisibles sobre los ecosistemas. Suponen incremento del uso de tóxicos, contaminación genética y del suelo, pérdida de biodiversidad, desarrollo de resistencias en insectos y vegetación adventicia ("malas hierbas") y efectos no deseados en otros organismos.
La utilización de los OMG en la agricultura no hace más que exacerbar los efectos perniciosos de una producción industrializada e insostenible, que no favorece a los pequeños agricultores ni reparte equitativamente las riquezas. Concentra el control de la agricultura y la alimentación en unas pocas manos, poniendo en peligro la independencia y supervivencia de pueblos y países.
Suponen un riesgo para la salud: potencialmente pueden suponer nuevas alergias, aparición de nuevos tóxicos, disminución en la capacidad de fertilidad (en mamiferos alimentados con OMG), contaminación de alimentos, problemas en órganos internos, etc.
No se evalúan correctamente los riesgos sanitarios a largo plazo de los OMG presentes en nuestra alimentación o en la de los animales cuyos productos consumimos. Por otra parte, ningún sistema de evaluación podría demostrar la inocuidad de los OMG para la salud o para el medio ambiente dado que una de sus principales características son los efectos inesperados e impredecibles derivados de estas técnicas de ingeniería genética.
La industria biotecnológica se ha negado a hacer pública información vital que demuestra los problemas para la salud humana por el consumo de alimentos transgénicos. Distintos científicos han revelado que Monsanto omitió reportar efectos negativos serios, como los signos de toxicidad en los órganos internos de las ratas.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), responsable de su aprobación, ha sido objeto de duras recriminaciones por no tener en cuenta las dudas y argumentos de los estados miembros. Además, los estudios científicos sobre los que se basa la evaluación previa a la autorización son realizados por las propias empresas, sin que sea posible en muchos casos verificar los datos y resultados de forma independiente.
Problemas de los Transgénicos ( Inconvenientes para la salud )
Los riesgos sanitarios a largo plazo de los OMG presentes en nuestra alimentación o en la de los animales cuyos productos consumimos no se están evaluando correctamente. Informes científicos independientes muestran evidencias de riesgos a la salud: nuevas alergias, aparición de nuevos tóxicos y efectos inesperados.
Hasta el momento se ha constatado los siguientes efectos sobre la salud:
Aparición de nuevas alergias por introducción de nuevas proteínas en los alimentos.
En EE.UU., en el conocido caso del "Maíz Starlink" (2000) se encontraron en la cadena alimentaria trazas de un maíz transgénico no autorizado para consumo humano que provocó graves problemas de reacciones alérgicas.
Aparición de resistencias a antibióticos en bacterias patógenas para el hombre (en algunos OMG se utilizan genes antibióticos como marcadores). Es decir, algunos transgénicos pueden transferir a las bacterias la resistencia a determinados antibióticos que se utilizan para luchar contra enfermedades tanto humanas como animales (por ejemplo, a la amoxicilina). La Asociación de Médicos Británica ha recomendado prohibir el uso de estos genes marcadores.
Aparición de nuevos tóxicos en los alimentos (debido a los cultivos Bt o a las proteínas que se utilizan como marcadores en los OMG).
Incremento de la contaminación en los alimentos por un mayor uso de productos químicos en la agricultura.
Disminución en la capacidad de fertilidad de ratones de laboratorio. Según un estudio hecho público por el gobierno austriaco, la fertilidad de los ratonas alimentadas con maíz modificado genéticamente se vio seriamente dañada, con una descendencia menor que los ratones alimentados con maíz convencional.
Otros estudios científicos llevados a cabo sobre tres maíces transgénicos han encontrado evidencias claras de los riesgos en parámetros sanguíneos asociados con las funciones renales y hepáticas.
Los tres maíces tienen, si embargo, el visto bueno de las autoridades europeas, que han permitido su importación para entrar en la alimentación humana y animal en Europa y uno de ellos, el MON810, se cultiva sobre todo en España.
Los alimentos transgénicos en el campo .
Las corporaciones agroquímicas transnacionales como Monsanto, Bayer, Syngenta, Pioneer y Dow Agroscience tratan de controlar la agricultura del mundo a través de las variedades transgénicas.
Los planes de estas corporaciones son convertir la producción agrícola y alimentaria mundial en un gran experimento genético, totalmente dependiente de sus semillas patentadas, destruyendo los modelos agrarios basado en soberanía alimentaria, libre intercambio de semillas y saberes campesinos, eliminando del mapa, por ejemplo, a todas las pequeñas empresas semilleras.
En la Unión Europea están autorizados el cultivo de un maíz Bt, llamado MON810 (de la corporación agroquímica Monsanto), las importaciones de soja transgénica y de diversos maíces transgénicos para alimentación humana e animal y las importaciones de algodón para la industria textil.
En marzo de 2010, la Comisión Europea dio luz verde a una patata transgénica propiedad del gigante químico BASF, denominada Amflora, pero en enero del 2012 la propia empresa confirmaba su retirada de Europa por la falta de mercado.
La patata transgénica Amflora ha sido un rotundo fracaso en el mercado europeo, desde su polémica autorización en marzo de 2010, la superficie de cultivo era en 2011 tan sólo de unas 20 hectáreas.
En España se permite el cultivo de maíz transgénico desde 1998. Desde entonces se han cultivado en suelo español variedades del evento (modificación genética) Bt 176 de Syngenta (en teoría retirado del mercado a partir de enero de 2005), y un gran número de variedades de MON810 de Monsanto, que se siguen cultivando actualmente.
En 2011, el gobierno de España ha seguido tolerando prácticamente en solitario el cultivo comercial de unas 98.000 hectáreas del maíz de Monsanto.
Sin embargo, a pesar de más de una década de presión sobre los estamentos políticos y sobre las diferentes administraciones, la industria biotecnológica no ha logrado imponer sus OMG, debido a que por una parte no se han cumplido sus promesas (ni alimentarias ni en términos de resolución de los problemas del campo), y por otra cada vez están más demostrados los riesgos ambientales, económicos y sanitarios que conllevan estos organismos.
Los datos que maneja el ISAAA, fundada por la industria biotecnológica con el objetivo de promocionar los cultivos transgénicos, demuestran que después de 14 años, solo el 0,06% de la superficie agrícola europea se ha dedicado a los cultivos transgénicos.
Alrededor del 80% de la producción de cultivos transgénicos sigue restringida a cuatro países del continente americano: Estados Unidos, Canadá, Brasil y Argentina.
Ha habido intentos de introducir estos cultivos en China (arroz MG) e India (berenjena MG), pero ambos también han fracasado.
Problemas de los Transgénicos ( Inconvenientes socioeconómicos y agrarios )
La semilla es la base de la soberanía alimentaria. Hasta ahora la biodiversidad siempre ha sido el patrimonio de los pueblos y nunca antes ha tenido propietarios que pudieran cobrar a un campesino por utilizar la simiente extraída de sus propias cosechas. Los transgénicos no son la solución contra el hambre.
Dependencia de las multinacionales
Sólo un puñado de empresas controlan el mercado de estas semillas MG y de los productos químicos asociados. Han adquirido, y siguen haciéndolo, todos los productores de semilla locales. Han decidido ponerle precio a la vida. Las biopatentes, son el derecho de propiedad sobre plantas, animales y material genético de seres humanos. Quien ostenta el título de una biopatente, cobra derechos cada vez que se comercializa o utiliza el ser vivo patentado.
Los países que han adoptado masivamente el uso de cultivos transgénicos son claros ejemplos de una agricultura no sostenible.
En la India el coste de producir algodón transgénico duplica al ecológico. La necesidad de utilizar numerosos productos químicos vinculados al cultivo del algodón transgénico insecticida Bt incrementa los costes para el agricultor, lo que provoca considerables deudas. Cientos de miles de agricultores acaban desesperados. Según datos del Gobierno de la India, entre 1997 y 2008 se suicidaron 200.000 agricultores. Una gran parte coinciden con las regiones en que se cultiva algodón Bt.
En Argentina, la entrada masiva de la soja transgénica en 1996, cultivo del que este país es uno de los primeros productores y exportadores mundiales, exacerbó la crisis de la agricultura argentina con un alarmante incremento de la destrucción de sus bosques, el importante desplazamiento de campesinos y trabajadores rurales, un aumento del uso de herbicidas y una pérdida de alimentos para consumo local. La mitad de la población se encuentra por debajo del umbral de la pobreza.
Víctimas de la contaminación
Los cultivos OMG pueden transferir su modificación genética a los cultivos convencionales o a los ecológicos.
En España, se han dado gran cantidad de casos de contaminación. Tras haber detectado presencia transgénica en sus cosechas, el organismo de control de la agricultura ecológica retira a agricultores y ganaderos ecológicos contaminados la certificación de ecológico. Esto supone pérdidas económicas elevadísimas a las víctimas de la contaminación (pagan las analíticas de sus cultivos y la pérdida de ganancia porque la cosecha se vende al mercado convencional y no al eco. Sin olvidar el desprestigio social que supone.
Los consumidores los rechazan y, por tanto, la industria alimentaria también. Esto hace que los agricultores que los cultiven asuman más riesgos económicos que los que cosechan cultivos aceptados.
Los alimentos transgénicos en nuestros platos .
Sin embargo, sin que en la mayor parte de los casos seamos informados de ello, los derivados de los OMG acaban frecuentemente en nuestros platos, bien a través de ingredientes derivados de transgénicos (por ejemplo, lecitinas de soja, harinas de maíz, almidones, aceites y grasas, proteína de soja, o ingredientes derivados de la colza), bien a través de los animales que consumimos, los cuales han sido alimentados con transgénicos. Además, productos frescos como la papaya transgénica estén disponibles en el mercado de ciertos países. Es posible que en un futuro próximo se autorice el arroz transgénico.
Debido a la presión de los consumidores, los supermercados de algunos países han abandonado los alimentos modificados genéticamente de sus estanterías y muchas empresas productoras de alimentos han eliminado los ingredientes transgénicos de sus productos. Además, algunos productores líderes en carne de cerdo y pollo se han comprometido a no alimentar los animales con piensos transgénicos.
Es imperativo proteger a la ciudadanía de los peligros de los OMG (Organismos Modificados Genéticamente). Sin embargo, en muchos países hay fábricas y compañías que se niegan a informar al público acerca de la presencia de OMG en sus productos.
Tenemos derecho a elegir. Las autoridades, en aplicación de las normas internacionales, deben obligar a que se proporcione en el etiquetado la información necesaria para una toma de decisiones adecuada en la elección de los productos agrarios y ganaderos.
Soluciones y demandas de los alimentos transgénicos .
Un modelo basado en una gestión sana de los recursos locales que beneficie a productores y consumidores y que proteja los recursos de los que depende el conjunto de la humanidad. Millones de explotaciones de todos los continentes demuestran que pueden proveer suficiente alimento, aumentar la seguridad alimentaria, reponer los recursos naturales y generar mejor calidad de vida para las agricultoras y los agricultores, así como para las comunidades locales.
La actual industria agraria, basada en un uso intensivo de químicos, genera una espiral de destrucción ambiental, pobreza y hambre. No se conseguirán la seguridad y la soberanía alimentarias a través de técnicas obsoletas como el aumento constante de fertilizantes, pesticidas o cultivos transgénicos que propugna el modelo intensivo y dependiente del petróleo. La agricultura industrial contribuye fuertemente al cambio climático; degrada el suelo y destruye los recursos que son fundamentales para la fijación de carbono, como los bosques y el resto de comunidades vegetales; produce grandes cantidades de emisiones directas debido al sobre-uso de fertilizantes y al aumento de la ganadería intensiva.
Es posible cambiar la agricultura y la ganadería para que sea no solamente un emisor de GEI mucho menor, sino también para que se convierta en un sumidero de carbono que nos ayude a revertir la destructiva contribución al cambio climático.
Demandas de Greenpeace
La campaña de transgénicos trabaja para que se prohíba toda liberación al medio ambiente de Organismos Modificados Genéticamente (OMG), tanto comercial como experimental, así como para que se paralicen las importaciones de estos cultivos MG y de sus derivados.
Debe decretarse una moratoria contra toda liberación comercial y experimental de OMG mientras no se den las condiciones políticas, legales y técnicas para garantizar la continuidad de la agricultura convencional y ecológica libre de transgénicos. España, como han hecho muchos países en la UE, debe empezar por prohibir el cultivo del maíz MON 810 debido las riesgos de éste para los ecosistemas. Moratoria e iniciativas en otros países
Es fundamental que se establezca un sistema de evaluación real de los riesgos ambientales, sanitarios, económicos y sociales de los transgénicos. Éste debe incluir los riesgos a largo plazo, los daños indirectos, debe ser llevado a cabo por organismos públicos independientes y debe ser previo a toda autorización de comercialización.
El consumidor tiene derecho a elegir, por ello, Greenpeace trabaja para que se garantice que la trazabilidad y el etiquetado sean tratados con seriedad.
Deben establecerse normas de cultivo que garanticen la ausencia de contaminación genética y un mecanismo que obligue a los responsables de las contaminaciones a asumir toda la responsabilidad jurídica de éstas.
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